El asedio
Recuerdo perfectamente aquella noche, cuando una llamada telefónica despertó a mi padre y nos pusimos en pie todos en casa. Yo era un niño y no podía sospechar lo que pasaba, pero sus preguntas de incredulidad y de sorpresa hicieron que me pusiese a temblar de miedo. Se lo acababan de afirmar: aunque por unas horas había dejado de llover, el agua había anegado la ciudad y mi padre debía ir a trabajar de madrugada.
Medio: Levante EMV
Publicado el 24 de Marzo de 2020